Una infiltración no es más que la inyección de un sustancia, normalmente analgésica, en el interior de un tejido o articulación.
Se utiliza para mitigar o eliminar el dolor en distintas zonas del aparato músculo-esquelético, es una técnica poco invasiva y con un mínimo, aunque no inexistente, riesgo de infección.
Contraindicaciones
La infiltración está contraindicada en pacientes alérgicos al compuesto que se vaya a infiltrar.
En la mayoría de las ocasiones se infiltran fármacos antiinflamatorios y por tanto, hay que tener cuidado con los pacientes cardiópatas e hipertensos.
No se debe infiltrar corticoides más de 3 veces al año en la misma zona, como norma general.
¿Cuándo se recomienda una infiltración?
Se recomienda en:
Aquellos casos en los que existe un intenso dolor que no evoluciona bien con tratamiento analgésico vía oral o rehabilitación.
En una región muy localizada del cuerpo como en una rodilla o el hombro.
¿Cómo se aplica?
Normalmente con anestesia local en la propia consulta aunque en algunos casos, como las que se realizan en la columna, es necesario realizarlas en quirófano.
¿Qué sustancia se utiliza?
Se infiltran múltiples sustancias:
Corticoides y antiinflamatorios son las infiltraciones más comunes.
Ácido hialurónico y factores de crecimiento para el tratamiento de la artrosis y fenómenos degenerativos.